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Puente Nuevo (Rovaniemi) |
Dejar un país a
23 grados bajo no es fácil. No será fácil tampoco dejar atrás las experiencias
vividas, las personas que te acompañaron en este viaje y los pequeños recuerdos
que día a día fui recopilando entre horas de estudio, excursiones y noches en
vela. Quedarán en mi mente los primeros paisajes de la llegada, verdes y
frondosos con alegres ríos recorriendo los valles y llanuras…ver como todo iba
cambiando, como el termómetro cada vez indicaba valores más bajos y la emoción
de llegar a un país nuevo te invadía por completo. Poco a poco, las hojas de
los árboles empezaron a cubrir el suelo, y desde mi ventana podía contemplar la
llegada del invierno en Laponia. La
nieve empezó a formar parte de nuestro día a día y nuestro vestuario cambió por
completo. Como si de astronautas se
tratara (a falta de escafandra) a todos los estudiantes de intercambio se nos
podía distinguir por la cantidad que ropa que podíamos llevar, pantalones
térmicos, vaqueros, pantalones de esquiar, jersey, bufanda, gorro…hasta que te
aclimatas, es difícil, pero una vez abrigado merece la pena disfrutar del
paisaje y de la aventura finlandesa.
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Korkalovaara (Rovaniemi) |
Ahora subida a
bordo y rumbo a Helsinki, me he dado cuenta de la gran oportunidad que he tenido,
compartiendo estos cuatro meses con
personas que siempre quedarán en mi mente y con los que tanto he vivido. Ya
sabéis chicos…para lo que se quedan, seguid aprovechando cada minuto, los que
hemos vuelto os esperamos en España para que nos sigáis relatando la aventura.
A aquellos que vivís un poco más lejos, en otros continentes y ciudades del
mundo, sólo queda recrearse en los
recuerdos y poner en práctica lo aprendido, porque…quién sabe tal vez algún día
nos reencontremos por Europa.