Vivir cuatro meses en una población situada tan al Norte de Europa puede sonar frío y calculador, sin embargo Rovaniemi es una ciudad llena de contrastes donde poder disfrutar de multitud de actividades y donde poder conocer a personas de muy diferentes culturas con las que compartir diálogos, risas y opiniones.
Esa mañana sonó el despertador y por fin me dispuse a ponerme en pie después de una noche en vela esperando anhelante a que amaneciese. Después de colocar todo el equipaje en el coche, correr hacia el aeropuerto y despedirme de mi familia...despegamos abandonando un Madrid agotado por el calor estival y por la salida en masa de tantos y tantos madrileños que en esta época viajan a lugares más exóticos o rurales en los cuales descansar después de un curso plagado de abatimientos y tareas pendientes.
Embarcando por la terminal del aeropuerto todo se observaba desde un punto de vista muy distinto a lo que observábamos cuando dejándome llevar por la aventura y por la fama que tiene mi carrera en Finlandia marqué como primera opción en mi beca Erasmus la ciudad de Rovaniemi, situada en el Norte de Finlandia, a los pies del Círculo Polar Ártico. Después de tres horas de vuelo, un tentempié en cabina a base de ternera y berenjenas, varios vasos de zumo de naranja y unos cuantos tés aterrizamos en Helsinki, una ciudad verde y poblada de numerosos árboles de gran altura. Fue entonces cuando Alexandra (mi compañera de viaje) y yo comenzamos a sentir aquel frío del que tanto nos habían hablado y que tan raro se nos hacía viniendo de un pais en el que el mercurio rozaba los 40º C a la sombra. Ahora un cielo nublado y dejando caer una débil lluvia nos recibía en el que iba a ser nuestro país de residencia durante los siguientes cuatro meses.
El vuelo Helsinki-Rovaniemi se presentó cargado de turbulencias, no obstante a pesar de todos los percances, la inquietud de desconocer si íbamos a encontrar nuestro equipaje o no al llegar al aeropuerto y el cansancio, estábamos deseosas de llegar a Rovaniemi y conocer sus calles, la cultura de sus gentes y el espíritu universitario de sus facultades y escuelas.
Estoy segura de que si le preguntáis a cualquier persona algún dato o alguna curiosidad referente a Laponia, os contestará de inmediato diciendo que las gélidas temperaturas del invierno no dejan paso a la vida social de la población y que todo está triste y desolado...sin embargo la realidad es otra, la beca Erasmus en Laponia está siendo toda una aventura y aún llevando dos días aquí, espero que siga siendo una experiencia maravillosa cargada de ilusiones y buenos momentos que recordar.
Aquí os dejo el enlace a la página web de la ciudad, aunque está en finés o suomi también la podéis ver en inglés...de los idiomas anteriores no se puede deducir ninguna palabra, no provienen del indoeuropeo y no tienen ninguna raíz latina...os animo a que le echéis un vistazo, seguro que os gusta!
